viernes, 10 de mayo de 2013

Sentir el arte

Lo siento. Últimamente voy de bólido. Entre proyectos personales (os lo aseguro, una boda lleva muchísimo trabajo) y profesionales los únicos ratos libres que tengo los dedico a la gente que quiero. A disfrutar a su lado. Tengo pendiente la segunda parte de la historia de Adela, lo sé.

De momento, os quería enseñar un vídeo de una performance que ha realizado una persona muy especial para mí. Mi hermana. Ella y dos compañeras de clase han elaborado un extraordinario trabajo de expresión artística (que les ha supuesto un merecidísimo diez). Me asombra ver el talento que tiene Celia a sus recién cumplidos 18 años. Llegará lejos.

Estas tres chicas tienen una peculiar forma de ver el arte, que seguramente muchos no entenderán. Representa una forma de expresar sentimientos, emociones, vivencias… Es un arte que transmite sin demostrar.

Yo he querido dejaros un poema d euno de mis poetas preferidos, García Lorca.

Verte desnuda es recordar la Tierra.
La Tierra lisa, limpia de caballos.
La Tierra sin un junco, forma pura
cerrada al porvenir: confín de plata.

Verte desnuda es comprender el ansia
de la lluvia que busca débil talle
o la fiebre del mar de inmenso rostro
sin encontrar la luz de su mejilla.

La sangre sonará por las alcobas
y vendrá con espada fulgurante,
pero tú no sabrás dónde se ocultan
el corazón de sapo o la violeta.

Tu vientre es una lucha de raíces,
tus labios son un alba sin contorno,
bajo las rosas tibias de la cama
los muertos gimen esperando turno.

Casida de la mujer tendida
Federico García Lorca





lunes, 25 de marzo de 2013

Adela. La extraña mañana



Escribir es una forma de explotar la creatividad de uno mismo. Hay muchas otras, claro. Como ya sabéis (porque lo he dicho por activa y por pasiva) me encanta hacer cositas creativas. Pero la inspiración no siempre llega cuando la esperas. Además, y haciendo alusión a mis queridos Beatles, I´m gonna try with a little help from my friends. Así que os propongo hacer un poquito de trampas en este ejercicio de creatividad.

¿No sería genial escribir una historia entre todos? ¿Cómo te gustaría que fuera TU historia perfecta?
No sé si será de esas que te cautivan desde la primera línea o si el hilo argumental llegará a tener algún sentido lógico. Tampoco puedo prometer que os gustará, si os hará reír o llorar. Lo que sí puedo decir es que será una historia creada a partir de ideas compartidas y, por tanto, con una buena dosis de cooperación.
Cada mes (y si nada me lo impide) os iré colgando partes de la historia y pidiendo más ideas a medida que se me acaben.

Y la historia empieza así...




Adela

Cuando esa mañana Adela entreabrió los ojos no era porque ya no tuviera sueño. Siempre ha sido de dormir muchas horas. Suele decir que no es que sea perezosa sino que le gusta soñar. Precisamente cuando estaba en el mejor momento de su fantasía el canto de un gallo le despertó. ¿Un gallo?, pensó. ¿Quién tendría un gallo en pleno centro de Barcelona? Todavía con las legañas amontonadas en los ojos pudo ver una sombra en la ventana, que estaba abierta por el sofocante calor que había estado haciendo durante todo el mes. Por la radio decían que era el verano más caluroso de los últimos diez años, aunque a ella todos le parecían igual de asfixiantes. ¿Por qué diablos sus padres no habían invertido en una casita cerca del mar? Si así fuera, no tendría que estar encerrada en aquel dichoso quinto piso en pleno mes de agosto y sin aire acondicionado. Si al menos le hubieran dejado ir de viaje a la India con su amiga… Los padres de Lucía eran otra cosa. Siempre le permitían hacer de todo. Según sus propias palabras, Lucía debía aprender de sus errores y, al fin y al cabo, siempre les había demostrado ser una chica responsable. ¡Pero Adela también era responsable! ¿No era suficiente haber aprobado el bachillerato, el científico, como sus padres querían, hacer de canguro del hijo mimado de los del cuarto cada tarde y cuidar de su gatita Enredos? Sentía que le trataban como si todavía fuera una niña. Pero ella soñaba con vivir aventuras, conocer mundo, probar cosas nuevas… 

Se frotó rápidamente los ojos para quitarse los restos de los sueños y allí le vio. De pie, en el marco de la ventana con aire de emperador. Efectivamente, era un gallo. Pero, ¿qué…? ¿Cómo…? ¿Quién…? Adela parpadeaba sin parar y sin conseguir entender qué estaba pasando. ¿Estaría soñando todavía? Miró a la derecha, hacia la mesita de noche, para ver la hora. Las diez de la mañana. ¿A qué gallo se le ocurre cantar a esas horas?, pensó. Y de pronto reparó en el sobre que estaba junto al despertador. Tenía su nombre escrito en letras azules. Seguramente allí estaban todas las respuestas a esa extraña mañana. Lo abrió entre entusiasmada y asustada. En su interior había un tarjetón blanco en el que sólo ponía “¿Preparada para la mejor aventura de tu vida?”. Nada más. Ni un nombre, ni una explicación, nada. ¡Espera! En la parte de atrás del tarjetón ponía algo en letras minúsculas. Aunque con un poco de dificultad consiguió leer “mira por la ventana”. Lentamente se levantó de la cama para dirigirse hacia el gallo. Descalza y con su pijama de verano de ositos iba dando pequeños pasos. No era el conjunto más adecuado para recibir a la mejor aventura de su vida, la verdad. Pero es que le encantaba ese pijama. Se lo había regalado su abuela cuando cumplió 17 años, hacía ya 11 meses. La abuela Pilar era de las de verdad. Cada viernes le llevaba natillas caseras, las mejores del mundo, le pellizcaba los mofletes cada vez que le veía y se empeñaba en peinarle los rizos con agua de Nenuco. Era su nieta preferida. La única. El pijama de ositos le recordaba a ella y le ayudaba a extrañarle un poquito menos. Ese cumpleaños fue el último que celebró junto a su abuela. Poco después el corazón de Pilar decidió dejar de latir. Fue una marcha rápida, sin dolor. El dolor sólo quedó en sus corazones. Si hubiera podido darle un último abrazo… Pero esa semana Adela estaba fuera. Era la última antes de volver al instituto y Lucía le había invitado a su casa de San Pol de Mar. Faltaba un día para volver a Barcelona cuando su madre le llamó. La echaba tanto de menos…

Adela iba dando palmas para ahuyentar al gallo, que seguía parado en el marco de la ventana como si nada. Lo intentó entonces con sonidos extraños y gañotas. Cuando ya casi estaba frente al animal, decidió salir volando. Sí, sí, volando. No es que Adela fuera la mejor en naturales, pero creía recordar que la profesora les había explicado que los gallos no vuelan, por lo menos no a una altura de un quinto piso. ¿Qué clase de gallo sería ese? Se había entretenido siguiendo el vuelo de la extraña ave y olvidó mirar hacia la calle para descubrir la sorpresa que le deparaba la mañana de ese peculiar sábado. Cuando bajó la mirada no podía creer lo que estaba viendo…

Continuará.

¿Qué vio Adela? (Pon en un comentario tu propuesta)

 Imagen de Qué mona! http://itsoops.blogspot.com.es/



 

martes, 12 de marzo de 2013

Vivir soñando



“No vivas la vida como es, sino como la imaginas”. No es una frase de mi cosecha. La escuché el domingo en el monólogo de Godoy, Verás que todo es mentira. Nos reímos mucho. Y entre tanta mentira soltó esta perla, que es una gran verdad. 

Me niego a conformarme con lo que tengo. O con lo que se espera que pueda llegar a tener. Me gusta soñarme en mi mundo. No vivo la vida, la sueño. En mi opinión, los realistas son simples conformistas porque ¿acaso existe una sola realidad? Y si ésta es la realidad que nos espera (la que vivimos ahora), qué queréis que os diga, prefiero seguir soñando. 




Los psicólogos definen los sueños como estímulos anímicos que representan aquello que durante la vigilia, cuando estamos despiertos, no puede desarrollarse libremente. Soñamos de manera involuntaria. Lo hacemos gracias a nuestros recuerdos, que se almacenan en el cerebro y se entrelazan de forma, a veces, ilógica. Sin embargo, grandes descubrimientos han surgido de los sueños. El científico Dimitri Ivanovich Mendeléiev soñó que los elementos químicos se ordenaban de manera perfecta en lo que ahora todos conocemos como la tabla periódica. Yerterday, la famosa canción de los Beatles, nació de un sueño de McCartney. La máquina de coser, Frankenstein, fórmulas matemáticas… 


Con frecuencia subestimamos nuestros sueños porque creemos que nos quedan grandes. Pero, como dicen los anglosajones, dream bigger. Soñemos a lo grande. Que no nos acorralen con pesadillas. No nos quedemos en el “¿y si…?” y luchemos por el “¿por qué no…?”. 


Sólo tenemos una vida por soñar, así que no la vivas como es, vívela como tú te la imaginas.


¡Feliz semana!



¿Qué es la vida? Un frenesí.

¿Qué es la vida? Una ilusión,

una sombra, una ficción,

y el mayor bien es pequeño;

que toda la vida es sueño,

y los sueños, sueños son.



                La vida es sueño
          

domingo, 3 de marzo de 2013

Me declaro una romántica



Soy una romántica empedernida, no puedo evitarlo. Lo he sido siempre, ya desde pequeñita. Y lo digo bien alto porque, la verdad, disfruto siéndolo. Cursi, ñoña, sentimental, tierna, apasionada. Ponedle el adjetivo que más os apetezca. Los que también tengáis ese lado romántico desarrollado (seguro que la mayoría sois mujeres) entenderéis que resulta imposible hacerle frente. Cuando pienso en un libro, una canción o una película,  inevitablemente me viene a la mente una historia de esas que te hacen llorar de bonitas que son. Y sí, estoy en uno de esos días en los que me pasaría las horas en casa, con una mantita de lana y un té bien caliente viendo películas hasta que no me quede ni una lágrima por llorar. 


¿No os encanta esa sensación que os encoge el alma cuando estáis frente a una situación realmente romántica? Sientes ligeras punzadas que se amontonan en el estómago como un torbellino hasta que sale disparado por el esófago, pasa por la altura del pecho, intensificándose aún más, llega a la faringe y allí empieza a revolotear hasta que, sin poder evitar más la presión, sale disparado en forma de lágrimas. Entonces ya no hay marcha atrás. 


Hoy sencillamente he querido recordar algunas de mis historias preferidas… 



-Puedo ser divertido, si quieres. O pensativo o listo o supersticioso. Dime lo que quieres y lo seré para ti.  
-Eres tonto  
-… lo podría ser.





-Es curioso lo que un joven recuerda. Porque yo no recuerdo haber nacido, no recuerdo lo que me regalaron para mi primera Navidad y no recuerdo dónde fui en mi primer pic-nic. Pero sí recuerdo la primera vez que escuché la voz más dulce de todo el mundo.





-¿y hasta cuándo cree usted que podemos seguir en este ir y venir del carajo?
Florentino Ariza tenía la respuesta preparada desde hacía cincuenta y tres años, siete meses y once días con sus noches.
–Toda la vida.






-Mis labios, peregrinos ruborizados, quisieran hacer penitencia con un dulce beso. Así quedan mis labios limpios de pecado por los tuyos.

-¿Entonces los míos tienen ahora el pecado?

-¿Pecado de mis labios? Me reprochas con dulzura, devuélveme mi peca
do.



-¿Lo lamentas? Yo no. No lamento nada de lo que he hecho, ni siquiera lamento quererte.